Ayer hemos dejado en su última morada a mi suegro, con el dolor que significa la pérdida de un ser amado.
Lo conocí hace 26 años atrás, cuando me llevó a su casa mi marido. Al principio como es habitual tuvimos una relación un poco distante, luego al casarme esa relación de suegro-nuera se fue acercando, vi su felicidad el día de nuestro matrimonio y como se alegró con la llegada de su primer nieto, con el cuál jugaba en la cama " al capitan Pierce" que era es símil de Star Trek del sr. Spock, también una vez en nuestra casa mi hijo de pocos meses se reía cuando el le pegaba suavemente con un diario enrollado en la cabeza.
Después llegó su segunda nieta, la que amó mucho y le decía " mi negrita", ya que ha diferencia de mi hijo , la niña es más morena, sufrió cuando la niña enfermó de gravedad y se alegró mucho con sus hazañas de basquetbolista, ya que le recordaban su pasado de futbolista, mi hija lo quería tanto que le decía" abuelito buena onda".
Mi esposo era devoto de su papá, lo amaba más que a nadie, el era su ejemplo de vida y como cristiano se fue con la esperanza de la resurrección como lo aprendió durante su larga y angustiante situación de salud, como sufrió con las dialisis, con la dificultad respiratoria que lo tenían aferrado a un tubo de oxígeno las 24 horas del día que no le permitían salir de su hogar, salvo para ir a dializarce o al médico. Gracias a Dios nosotros pudimos invitarlos junto a mi suegra a Buenos Aires Argentina, donde disfruto del aire marino y un gran espectáculo de tango, cuando aún no se dializaba y podía caminar sin dificultad.
Tambien debo agradecer su apoyo y consejo en los momentos de dificultad y angustía que pasamos, su cariño a su esposa, sus hijos y nietos y por que no decirlo a mi también, que en parte vino a suplir el cariño de padre que no tuve.
Debo decir que también tuvimos una pequeña diferencia con respecto a su salud cuando se negaba a hospitalizarce, en la cual le dije algunas frases hirientes para hacerlo reaccionar, situación que me llevo a estar muy molesta, pero que más tarde logre comprender y le pedí perdón.
No puedo dejar de mencionar que fue un gran trabajador, ordenado, cumplidor, respetuoso de las personas, buen amigo, buen hermano, con grandes valores que inculcó a sus hijos, amante esposo y un gran abuelito.
Gracias don Mario por haber permitido conocerlo y quererlo, que Dios lo tenga en cuenta entre sus elejidos en la hora de la resurreción.
