Había una vez una niñita que vivía con sus padres al otro lado del bosque, era pequeñita y tenia su pelo rizado y de color oro, por lo que le decían ricitos de oro.
La mamá le decía siempre que no se alejara de la casa ya que se podía perder. Un día salio a jugar y se alejo de su casa, entro al bosque y se perdió.
Camino y encontró una casa que tenía la puerta abierta, entró y vio encima de la mesa tres platos con sopa: uno grande, uno mediano y uno pequeño. Probó del plato grande y no le gustó, luego probó del plato mediano y no le gustó y finalmente probó del pequeño, ese le gusto y se tomó toda la sopa. Después se sentó en una silla grade y la encontró muy dura, luego en una mediana y la encontró muy blanda, hasta que se sentó en una chica y esa le agrado.
Paso un rato y le dio sueño y fue a la pieza y vio tres camas; una grande, una mediana y una pequeña. Se acostó en la grande y no le gusto, luego en la mediana y no le gusto y finalmente se acostó en la pequeña y le gusto tanto que se durmió en ella.
La casa era de tres osos; papá oso, mamá osa y el hijo osito. Ellos habían ido a dar un paseo mientras la sopa se enfriaba y al regresar vieron la puerta entreabierta y el papá oso dijo:¡ hay ladrones! y con mucha cautela entraron a la casa. Lo primero que vieron fue las sillas que no estaban en su lugar, después los platos con sopa estaban con la cuchara adentro y uno no tenía sopa.
Los osos de mayor a menor dijieron: ¿ QUIEN SE SENTÓ EN MI SILLA?, ¿quién se sento en mi silla?, ¿ quién se sentó en mi sillita?. ¿ QUIEN SE TOMO MI SOPA?, ¿ quién se tomó mi sopa?, ¿ quién se tomó mi sopita?. Finalmente los tres osos fueron al dormitorio y muy asustados vieron un bulto en la cama del osito y dijieron: ¿ QUIEN SE ACOSTO EN MI CAMA? ¿ quién se acostó en mi cama? ¿ quién se acostó en mi camita?, el oso grande tomó un palo para pegarle, pero el osito intervino y le dijo a su papá:¡ no le hagas daño, es una niña muy linda y pequeñita! El oso le hizo caso al hijo y esperaron a que ricitos de oro despertara. Cuando eso paso, el osito hablo con ella y se entero que la niña estaba perdida.
Al otro día los tres osos llevaron a la ricitos de oro a la salida del bosque y le indicaron el camino a su casa. La mamá al verla lloró de alegría, al igual que la niña, la que prometió nunca más ser desobediente.
Fin
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