Estaba el señor Don gato
sentadito en su ventana
tejiendo una mediecita
y un zapatito bordado.
Pasó la señora gata
con sus ojos almendrados
y el gato por darle un beso
se cayó tejado abajo.
Se rompió siete costillas
el espinazo y el rabo
ya lo llevan a enterrar
por la calle del pescado
y los ratones de gusto
se visten de colorado
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